Hoy hace 31 días consecutivos que escribo en este blog. Y es precisamente algo que me ha hecho reflexionar sobre lo que, para mí, ya se ha convertido esta dinámica de reflexionar hacia el final de cada día: una costumbre. Hace tiempo vi esta más que recomendable conferencia TED de Matt Cutts, un ingeniero de Google que se ponía como ejemplo de la implantación de un sistema, el de adquirir una costumbre en 30 días tras repetir una misma dinámica cada día hasta convertirla en algo perfectamente interiorizado y natural:

Creo que esta conferencia, quitando la exageración de la dinámica, refleja bien lo que en cierto modo es hoy el proceso de adopción de costumbres. Las costumbres han pasado de ser heredadas tras generaciones que repetían los mismos patrones sin reflexión previa, a ser incorporadas como nuevas al hilo de la revolución tecnológica, que nos marca tiempos diferentes.

Todo caduca mucho más rápido, y también lo nuevo se incorpora y se queda mucho más ágilmente. Este nuevo paso del tiempo implica que cada vez más las situaciones recién adquiridas llegan a ser cotidianas de una forma natural, incorporando con ellas nuevos quehaceres que marcan otra forma de relacionarnos.

Tal vez la conversión más palpable de algo nuevo en costumbre ha sido el universo del 2.0 y de las redes sociales en particular. Hasta hace 5 años, quienes tenían una cuenta en Facebook eran casi unos proscritos, y hoy dedicamos decenas de minutos a diario a relacionarnos con otros en esta realidad virtual, con un alto porcentaje de navegantes que consultan la red social por excelencia desde la propia cama al despertarse o mientras ven la TV. Como consumidores, la tecnología nos acerca más novedades de productos y más actualizaciones de los existentes a un ritmo cada vez más veloz, habiéndonos modificado la versión del tiempo, y permitiendo que nuestras costumbres tengan un ciclo más corto. Y provocando también que lo que no varía se una a un sentido de cansancio.

Desde la estrategia de marketing, tenemos que considerar diferentes aspectos cuando observamos al consumidor desde la visión del tiempo: 

– Cada vez las novedades llegan más rápido, y el tiempo entre lo novedoso y la moda es más estrecho.

– El consumidor exige que todo pase a mayor velocidad: desde la incorporación de nuevos productos hasta la propia comunicación o relación con la marca.

– Se cansa con mayor velocidad de lo que tarda más tiempo en cambiar.

– Cambia constantemente, a un ritmo nuevo, porque incorpora nuevas dinámicas permanentemente.

En definitiva, no nos referimos ya a un target estático, sino que nuestro consumidor se mueve, evoluciona y se relaciona a ritmos que debemos estudiar y pulir. Debemos captar las costumbres futuras a mayor distancia, porque esa distancia cada vez es más corta entre la tendencia observada y su implantación definitiva. Porque cuando algo trasciende los 30 días…